Report Links Colombian Airport Expansion to Health Harm: Airport Operators and Investors Must Act
Sign our petition to tell airport operators and investors to act.
*Para una versión española, vea a continuación*
On 5 June 2017, the independent accountability office of the Inter-American Development Bank confirmed that the bank did not do enough to protect neighboring communities from serious harm when it funded the expansion of El Dorado International Airport in Bogotá, Colombia. The noise pollution suffered by those communities is grave and relentless from the takeoff and landing of military as well as commercial aircraft at one of Latin America’s busiest airports. Noise is a long-standing problem that has been made worse by the airport’s expansion.
The report reads like a laundry list of failures to recognize the human cost of the expanded airport.
- The bank and its client, the company Operadora Aeroportuaria Internacional (OPAIN), failed to recognize the scale and complexity of the noise risks. Fontibón, a locality adjacent to the airport, has a population of more than 300,000 people and many of its residents live directly on the margins of the airport. Houses and buildings, which pre-date the expansion, press up against the airport, with only a road and, for some, a dirt barrier separating residents from the runway and aircraft. The bank and OPAIN failed to evaluate the impact that increased noise generated by the expanded airport would have on the residents there.
- The bank and OPAIN failed to meaningfully consult communities before the project was approved and as it was implemented. They failed to ask them about insomnia, anxiety, hearing damage, and stress that community members suffer daily.
- The bank and OPAIN failed to ensure that appropriate systems were in place to protect communities from the noise. They failed to ensure that there was adequate, complete and effective noise insulation in their homes: insulation that Aerocivil — the government project partner — is required by the airport’s environmental license to provide.
- Noise levels in the Fontibón neighborhood have frequently exceeded national legal noise limits. The airport’s environmental license has been violated, in some cases leading to sanctions imposed on Aerocivil. Yet the bank had no system in place to monitor or respond to Aerocivil’s violations, and therefore had no way to ensure that the project it was financing complied with national law.
- These failures are linked to the health and stress impacts that communities are suffering. Studies have found that at least a third of Fontibón residents suffer from chronic insomnia and that reports of hearing damage are higher in areas with greater exposure to the noise. Children are particularly vulnerable, with studies finding a relationship between long-term exposure to aircraft noise and developmental delays.
“During its visit to the Project area, the Compliance Review Panel … was able to experience firsthand not only the impact of the noise on the daily life of residents (such as the need to interrupt a conversation or classroom activities when airplanes take off and land because it was impossible for the other person or the teacher to be heard, or the vibrations caused by some aircraft), but also the discomfort produced in some homes by the soundproofing, which in the Panel’s experience is in poor condition, does not really reduce noise, and prevents, among other things, ventilation in the homes.” (Independent Consultation and Development Mechanism (MICI) Report, paragraph 2.99)
Comunidades Unidas, a community organization representing Fontibón residents, has been fighting for years for recognition of these mistakes. They feel vindicated by the report’s conclusions.
However, despite the strength of these findings, the bank does not plan to take any meaningful steps towards fixing the problems in Bogotá. The loan taken by OPAIN was repaid early and there is no longer a contractual relationship between the bank and the company. The bank failed to adopt MICI’s recommendation that the bank work with relevant Colombian authorities to analyze ways to improve the sustainability of the airport, claiming that such action is out of its hands. However, an institution with as much wealth and influence as the Inter-American Development Bank knows no such barrier. The only barrier is continued indifference to community suffering.
So, the work of Comunidades Unidas – with support from partners, including Accountability Counsel and BankTrack – continues:
- We call on OPAIN and Aerocivil to return to the table, to talk with communities about potential solutions. The report clarifies numerous issues — acknowledging as fact the lack of community consultation and establishing a link between the project and the health problems — and therefore creates new space for constructive discussion with Comunidades Unidas and other community representatives.
- We call on the airport’s new investors to support this conversation and to demand proper noise impact evaluation and mitigation from OPAIN and Aerocivil.
- And we call on affected communities, residents of Bogotá and their supporters to sign this petition, to lend your voice to Comunidades Unidas’ demands.
Together, we will continue to push for a long-term noise management plan that protects community health and wellbeing. And we will continue to demand that community voices are an essential part of that conversation.
Informe vincula la ampliación del aeropuerto colombiano con el daño a la salud humana
Firme nuestra petición para demandar acción de los operadores y los inversionistas del aeropuerto.
El 5 de junio de 2017, la oficina independiente de rendición de cuentas del Banco Inter-Americano de Desarrollo confirmó que el banco no hizo lo suficiente para proteger a las comunidades vecinas del grave daño cuando financió la ampliación del Aeropuerto El Dorado Internacional de Bogotá, Colombia. La contaminación acústica sufrida por estas comunidades es grave y incesante, generado por el aterrizaje y despegue de aviones comerciales y militares en uno de los aeropuertos más ocupados de Latinoamérica. El ruido es un problema con una historia larga que ha sido empeorado por el proyecto de ampliación.
El informe revela un historial de faltas en reconocer el costo humano del aeropuerto ampliado.
- El banco y su cliente — la empresa OPAIN — fallaron en reconocer la escala y complejidad de los riesgos asociados con el ruido. Fontibón, una localidad adyacente al aeropuerto, tiene una población superior a 300.000 personas y muchas de sus residentes viven directamente en los márgenes del aeropuerto. Las casas y los edificios, que existían antes del proyecto de ampliación, se apretujan contra el aeropuerto con solamente una calle y, por algunos, un montículo de tierra para separar sus residencias de la pista y los aviones. Fallaron en evaluar el impacto en esos residentes del ruido incremental generado por el aeropuerto ampliado.
- El banco y OPAIN fallaron en llevar a cabo la consulta genuina de las comunidades afectadas, antes de que el proyecto fuera aprobado y como era implementado. Fallaron en preguntar a las comunidades sobre el insomnio crónico, la ansiedad, la pérdida auditiva y el estrés que sufren a diario.
- El banco y OPAIN fallaron al no asegurarse que existieran los adecuados sistemas para proteger a las comunidades. Fallaron al no asegurarse que realizaran adecuada, completa y eficaz insonorización acústica en sus viviendas: la insonorización que Aerocivil — su socio del proyecto — está obligado por la licencia ambiental del aeropuerto a realizar.
- Los niveles del ruido registrado en Fontibón exceden con frecuencia los límites legales nacionales. Hubo violaciones de las restricciones impuestas por la licencia ambiental del aeropuerto, en algunos casos con el resultado de la imposición de sanciones contra Aerocivil. Aún, el Banco no tenía ningún mecanismo para monitorear, ni responder a, esas violaciones por Aerocivil y por lo tanto no tenía ninguna manera de asegurarse que el proyecto lo que financió cumplido con las normas nacionales.
- Estas faltas son vinculadas a los impactos en salud y estrés los que las comunidades están sufriendo. Las investigaciones han encontrado que al menos un tercio de la población de Fontibón tiene características de insomnio crónico y que los reportes del daño auditivo son más altos en las zonas más expuestas al ruido. Los niños son particularmente vulnerables, con estudios concluyendo que hay un vínculo entre la exposición a largo plazo al ruido del tráfico aéreo y dificultades de aprendizaje.
“El Panel de investigación, durante su visita a la zona del Proyecto … pudo experimentar de primera mano no solamente el impacto del ruido en la vida cotidiana de los vecinos, al por ejemplo tener que interrumpir una conversación o una clase escolar durante el despegue o aterrizaje de un avión por la imposibilidad de entender al interlocutor o al profesor, las vibraciones que causan algunos aviones, así como las incomodidades que generan las medidas de insonorización de algunas viviendas, que en lo experimentado por el Panel se encuentran en malas condiciones, no tendrían un efecto reductor real del ruido, y no permiten, entre otras cosas, ventilación de las viviendas.” (Informe de MICI, párrafo 2.99)
Comunidades Unidas, una organización comunitaria que representa los residentes de Fontibón, han estado luchando hace años para lograr el reconocimiento de estos errores. Se sienten vindicados por las conclusiones del informe.
Sin embargo, a pesar de la fuerza de estas conclusiones, el banco no planea tomar ningunos pasos sustanciales para reparar los problemas en Bogotá. El préstamo a OPAIN fue reembolsado temprano y ya no hay una relación contractual entre el banco y la empresa. El Banco falló en adoptar la recomendación de MICI que el Banco trabaje con las pertinentes autoridades colombianas para analizar vías para fortalecer la sostenibilidad ambiental y social del aeropuerto, diciendo que tal acción es fuera su control. Pero una institución con tanto riqueza e influencia como el Banco Inter-Americano de Desarrollo no conoce tal barrera. La única barrera es la indiferencia continua al sufrimiento de las comunidades aledañas.
Por eso, el trabajo de Comunidades Unidas — con el apoyo de aliadas incluyendo Accountability Counsel y BankTrack — continúa:
- Pedimos que OPAIN y Aerocivil vuelvan a la mesa, para hablar con las comunidades sobre soluciones propuestas. El informe aclara numerosas inquietudes — reconociendo como un hecho la falta de adecuada consulta comunitaria y estableciendo un vínculo entre el proyecto y las problemáticas de la salud – y por lo tanto crea un nuevo espacio para una discusión constructiva con Comunidades Unidas y otros representantes comunitarios.
- Pedimos que los nuevos inversionistas en el aeropuerto apoyen esta conversación y demandan la evaluación apropiada y la mitigación efectiva de los impactos del ruido por OPAIN y Aerocivil.
- Y pedimos que los miembros de las comunidades afectadas, residentes de Bogotá y sus aliados firmen nuestra petición, para aumentar nuestras demandas.
Juntos, vamos a continuar a demandar un plan de la gestión del ruido del plazo largo que proteger pública salud y bienestar. Además, vamos a seguir a demandar que las voces comunitarias sean una parte esencial de esta conversación.
For more information see our case page / para más información vea aquí.